La Abuela Cibeles suspiró mientras cerraba los ojos para elegir una carta del tarot. De pronto, el Sumo Sacerdote sostuvo esa carta con la mano, dándose la vuelta antes de sentarse en una silla de madera. Mientras tanto, Sofía desvió la mirada hacia otro lugar, dándose cuenta de que la puerta de la cámara era de bambú con aspecto de época. Entonces salió en secreto de la cámara y se quedó en la entrada mientras contemplaba el tranquilo patio trasero sin apenas visitantes.
Sofía siguió esperando un poco más, pero al no notar nada nuevo en la cámara, decidió bajar por el camino de ladrillos hasta llegar a una esquina donde vio un salón principal a la izquierda. Entonces, vio a unos sacerdotes hablando con un seguidor piadoso que parecía reaccionar con solemnidad y cortesía.
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