La contención de Sofía no fue por consideración a la dignidad de la otra mujer. En lugar de eso, le preocupaba que armar un escándalo por la aventura de su marido sólo la avergonzara más. Después de todo, su estatus social era incomparable a la de la Señorita Jiménez. Si hubiera hecho un escándalo, el público sólo pensaría que se aferraba a Leonardo por su riqueza. No había necesidad de esa humillación.
Después de dos rondas de Monopoly, recibió una llamada de Gerardo. Él había traído a los trabajadores de la construcción a la tienda de postres y le dijo que comenzarían a trabajar en base al plan de diseño.
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