Genaro no tenía prisa por tomar el teléfono. En cambio, bajó la cabeza y besó a Cristina. Ella forcejeó un poco al principio, pero al notar que Genaro no le hacía cosquillas ni intentaba tomar el teléfono, relajó sus músculos. La mano de Genaro recorrió la cintura de Cristina y se acercó a su espalda.
Entonces, le quitó a Cristina el teléfono de la mano con éxito. Cristina conocía los trucos de Genaro, pero no tenía nada que ocultar en el propio teléfono, así que no lo detuvo.
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