—Sí —respondió Aurora con despreocupación—. Creo que sí. Los escuché hablar de ello.
Genaro abrió la puerta y vio a su madre de pie justo fuera. Cristina estaba en la mesa del comedor y Genaro la vio hablando por teléfono. Ella estaba sonriendo, pero Genaro no hizo un berrinche por ello.
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