Los Hernández se sintieron aliviados al escuchar eso. La joven pareja se quedó un rato antes de irse. Como siempre, los padres de Lourdes les llenaron el auto de comida. Lourdes fingía no ver, mientras Lázaro les agradecía de corazón.
Una vez que salieron a la carretera, Lourdes dejó escapar un largo suspiro y se recostó en el asiento.
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