En ese momento, Lourdes estaba muy impresionada por lo astuta que era Sofía por haber ideado ese plan. Mientras se intercambiaban la ropa en el auto, Sofía le había pedido que se pegara el teléfono en el abdomen y que lo tapara con el vientre falso. Asombrada, no esperaba que esto le fuera a resultar útil ahora. Tras enviar su ubicación, Lourdes procedió a llamar a un número. Una vez conectada la línea, una suave voz sonó desde el otro lado.
—Lourdes, ¿Estás a salvo?
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