Lázaro solo se estacionó en ese lugar. «¡Solo me voy a quedar aquí y la voy a molestar!».
Como era natural, Lourdes sabía que Lázaro estaba ahí, pero no estaba de humor para hacerle caso. En efecto, acababa de exagerar, pero la actitud del hombre tampoco era del todo buena. Por esa razón, se tragó toda la explicación que pensaba ofrecerle.
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