Guillermo no le preguntó a Matilda el nombre de la persona en la llamada. En cambio, solo colocó su brazo con suavidad alrededor de sus hombros y la siguió hasta la mesa del comedor. Sofía los miró y curvó sus labios en una sonrisa. Esta fue la primera vez que veía esa demostración de afecto entre una pareja de mediana edad, ¡y fue de verdad dulce!
Sintiéndose avergonzada, Matilda se sentó y tomó un sorbo de agua.
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