La puerta de la habitación del anciano estaba cerrada. Isabel giró el pomo un par de veces y descubrió que estaba sin llave. Empujó la puerta y entró en la habitación, con la puerta abierta de par en par detrás de ella.
En primer lugar, se acercó a buscar en el cajón que se encontraba bajo la cabecera, pero sus esfuerzos no dieron resultado. Su habitación era un poco más grande que las otras, así que a toda prisa buscó entre los objetos de su armario.
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