Tanto la madre como la hija siguieron con la discusión sin llegar a ninguna conclusión. Al llegar a un punto muerto de la conversación fueron interrumpidas por la llamada entrante de Guillermo. Al tomar el móvil, Matilda se quedó mirando la pantalla, dudando en contestar delante de la Señora Ferreño, no porque no quisiera que su madre supiera que había estado en contacto con Guillermo, no quería que se enterara que él había pasado la noche anterior con ella. Apretando el móvil, Matilda decidió rechazar la llamada y frunció los labios.
—Mamá, quiero tener el control de mi propia relación, ya no soy una joven adolescente, déjame tomar mis propias decisiones por una vez.
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