Poco después de que Lázaro se fuera a refrescar, llegó Ricardo. Mientras tanto, Sofía desvió su mirada hacia todos los demás y buscó su teléfono.
—Voy a llamar a Rosalía para invitarlos a los dos a venir. Ya que todos somos amigos aquí, no hay razón para dejar a los dos fuera. —Leonardo sonrió de acuerdo, pero era consciente de que las cosas podían salir mal con tanta gente presente al mismo tiempo. Aunque el restaurante estaba justo enfrente del club de Lázaro, todos bajaron de sus autos justo donde estaban estacionados y cruzaron la calle.
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