Se veía como una persona diferente por completo, como si fuera una versión más sana y joven de sí misma. Ignorando la reacción de Leonardo, fue a poner las bolsas de las compras en la mesa de centro. Era obvio que habían ido al centro comercial y compraron un montón de bocadillos. Matilda tomó unos cuantos y se los entregó a Sofía y a la Señorita Carrasco.
—¡Coman! ¡Creo que estos saben bien!
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