Después de que le dijeran a Lázaro que esperara con Sofía en la sala, se alejó en silencio con ella, se veía reacio a quedarse con esas personas por más tiempo. Mientras tanto, los hombres de Lázaro seguían en la habitación, pero ya no estaban de humor para seguir divirtiéndose mientras esperaban en silencio a que volvieran los demás.
Tan pronto como Sofía regresó a la sala, se sentó en el sofá con la cabeza gacha, sintiendo el presentimiento de que el secuestro de Rosalía tenía algo que ver con ella.
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