La mayoría de las mesas a un tenían comida encima, mientras sus ocupantes platicaban con alegría. De los invitados que asistieron, la mayoría tenía una posición prominente. Eran personas a las que les gustaba ampliar su red social. Además, era más fácil llegar a un acuerdo comercial cuando ambas partes estaban bebiendo, por lo que los invitados empezaban a entablar las conversaciones habituales durante esas ocasiones.
A Sofía no le gustaban esos momentos, debido a que tenía la sensación de que cada uno tenía su propia agenda sin importar lo que dijera o hiciera, así que aceptó la sugerencia de Leonardo con un movimiento de cabeza.
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