Capítulo 395 Llamadas de Lázaro
No ocurría nada importante, pero después de pensar un rato, envió un mensaje a Lázaro. En ese momento, el hombre estaba jugando al póquer en su club con tres de los camareros. Lázaro se preguntó si lo dejaban ganar a propósito o si eran en verdad estúpidos. En cualquier caso, ganar con demasiada facilidad apagaba su motivación. Siempre conseguía la carta que quería, así que el juego no tenía sentido. Cuando Lázaro recibió el mensaje, hizo un gesto a los camareros para que se marcharan, para su gratitud. De forma rápida salieron de la habitación, regocijándose de esa misericordia. Luego, Lázaro leyó el texto y envió un mensaje de voz.
—Sí, voy a ir con mi padre. ¿Vas a ir tú también? —Lázaro era un hombre impaciente y llamó a Leonardo después de enviar el mensaje. «Este tipo nunca me envía mensajes. Esto es una sorpresa». Leonardo no tardó en contestar. Entonces, Lázaro se apoyó en la silla—. No esperaba que me preguntaras eso. ¿Qué? ¿Quieres ser mi compañero para el banquete? Lo siento, pero los dos somos hombres. Le va a dar asco a todo el mundo, y yo ya tengo una compañera, así que tienes que buscarte a otro.
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