La actuación de Sofía había sido impecable. La Tercera y la Cuarta Familia Cibeles por lo general, no interactuaban mucho con la Principal Familia Cibeles, pero ahora miraban a Sofía con sonrisas extrañas. Al recibir el segundo trozo de bizcocho, Sofía se lo pasó a Isabel. Su explicación fue que Isabel era una invitada a la que se debía atender primero. Con una sonrisa inocente en su rostro, Sofía puso el plato de bizcocho en las manos de Isabel y agregó:
―Si está libre, a menudo puede venir para acompañar a mamá. Le agrada―Estas palabras fueron equivalentes a una bofetada en la cara de Matilda, pero que al mismo tiempo sonaron desagradables para Isabel.
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