En efecto, Abigail estaba allí. Después de haber retirado ayer todo lo que había en el negocio, hoy estaban redecorando las paredes. Habían contratado a un carpintero para que hiciera los trabajos de madera. Sofía no entró en la tienda, que estaba polvorienta, así que se quedó en la puerta junto a Abigail.
Con su ropa casual, Abigail se veía mucho más joven que de costumbre.
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