Genaro cantó otra canción de amor después de pasar un rato con Sofía. El volumen de la música era tan suave que casi cantaba a capela. El silencio se apoderó del bar de repente, y todo el ruido se había apagado.
Las luces se atenuaron y Genaro casi brillaba sentado bajo los focos. Sofía apoyó la barbilla en sus manos, que a su vez estaban apoyadas en la mesa, mientras observaba a Genaro con atención. Cuando él llegó a la mitad de su canción, le lanzó una mirada, y ambos intercambiaron una sonrisa mientras sostenían sus miradas.
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