Después de desayunar, Sofía y Genaro salieron a dar un paseo en auto hasta que llegó la hora de la comida al mediodía. Entonces, Sofía le pidió a Genaro que la llevara al centro de la ciudad. Cuando el auto se detuvo, ella se desabrochó el cinturón de seguridad.
—Tu casa no está lejos de aquí, así que deberías ir a casa a descansar. Debes de estar cansado ya que tomaste un vuelo de madrugada. Salgamos de nuevo cuando estés libre —sugirió con voz animada.
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