Sofía desayunó tarde, así que no tenía nada de hambre. Siguió acostada en el tapete de yoga y adoptó varias posturas de meditación.
Mientras tanto, Leonardo se sentó en el sofá y su celular sonó enseguida. Al principio pensó que era la entrega que había pedido, pero cuando lo tomó y lo miró, resultó ser una llamada de la Señora Cibeles. Le echó un vistazo a Sofía, pero parecía haberse quedado dormida.
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