Parecía que la Señora Cibeles no quería encontrase con el rostro de Sofía, de ahí, que no mirara de frente a esta. Como si la Señora Cibeles tuviera miedo de que la gente no pudiera verla, se acomodó con el costado un poco girado hacia Isabel.
Por otro lado, a Sofía no le importó y pensó que sería incluso mejor que la Señora Cibeles le diera la espalda. Lo mejor era mantenerse fuera de la vista de la señora.
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