Cristina empezó a sentirse avergonzada cuando Genaro la miró. Por mucho que se hablaran sucio el uno al otro, ella seguía sin tener la piel tan gruesa como para hacer algo así, aunque tuviera fuerzas para ello. Por un lado, le preocupaba no poder hacerlo bien, mientras que, por otro lado, le costaba mucho bajar su orgullo. Solo podía culpar a su educación conservadora. Genaro se inclinó más hacia ella para besarla mientras empezaba a engatusarla.
—Está bien. Inténtalo.
Obtiene más cupones de libro que los de la appRecargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread