Todos eran, en su mayoría, parejas jóvenes acurrucadas en parejas, susurrando dulces palabras entre sí. Tal vez estaban ahí para tener sus citas. Cambiando su mirada de nuevo a Genaro, Cristina tenía una cara amarga cuando dijo:
—Será mejor que no hagas lo que ellos están haciendo. No vayas a adoptar hábitos desagradables como éste.
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