«Muy bien, no voy a comer en la empresa. Estos chicos me esperarán en la cafetería».
Leyó el archivo que el Señor Cabrera le dio ayer y se le ocurrieron dos borradores más gracias a la inspiración que obtuvo de él. Todavía había gente murmurando a su alrededor. Cristina no sabía si hablaban de ella, pero no le importaba. Solo se concentraba en su trabajo.
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