Lo único que quería hacer era recordarle que le vendría muy bien una novia. Me sentiría mal por él si se quedara soltero para siempre.
—Vamos a esperar y ver. No esperarás que le pida a una chica cualquiera de la calle que sea mi novia, ¿verdad? La mujer que amo se ha convertido en la esposa de otro hombre. ¿No puedo vivir esta pena unos años más? —Rodrigo no parecía desesperado. Era como si en verdad no necesitara una compañera femenina.
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