—Ya que me odias tanto, ¿por qué te tomas la molestia de venir a verme? Deje claras mis intenciones de no llamarla nunca madre. ¿No es eso lo que quiere? —No me tomé en serio los comentarios sarcásticos de Erandi, ya que era una persona sin importancia para mí.
—Si no fuera porque su salud está empeorando, ¿crees que me rebajaría a acudir a ti? Si tuvieras corazón, visitarías a tu propia madre.
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