—¡Tú! —espetó Josefina con rabia, ahora ofendida por mi indiferencia sobre las fotografías.
—Señora Sosa, si está aquí para convencerme de que deje a Miguel, lo siento, pero no puedo acceder a su petición. Nada de lo que haga o diga puede obligarme a cambiar de opinión —declaré con firmeza y calma, sin dejarme intimidar por su rabia.
Obtiene más cupones de libro que los de la appRecargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread