—Ya estoy aquí, ¡ahora sal!
La voz de Miguel resonó a través de la llamada al segundo que se conectó, y me dejó sin la oportunidad de decir algo; lo único que escuché después de que habló fue el tono de que la llamada se había desconectado. En ese momento me molesté y permanecí con la mirada fija a mi celular.
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