Capítulo 8 ¿Qué se siente ser una rompe hogares?
—Dime, Natalia, ¿qué debería hacer?
Miré hacia la ventana con una mirada perdida en los ojos.
«Durante todos estos años, Josué era todo para mí y mi vida giraba en torno a él, pero ahora me quedé sin nada. Sentía que había perdido toda la motivación, sin idea alguna de qué podría hacer que aún tuviera sentido».
—Era un cretino, Andrea, era mejor que te enteraras de su verdadera persona ahora; habría sido peor que lo supieras después de casarte con él.
Natalia se sentó junto a mí y me dio un abrazo reconfortante, la angustia se le podía ver a través de los ojos.
—Pero me duele mucho…
Al haber dicho esto, la abracé con fuerza. Mis lágrimas ya se habían secado en estos últimos días, pero el dolor todavía no se iba.
—Ya verás que te olvidarás de ese patán, Andrea; además, ¡estoy segura de que hallarás a alguien mucho mejor que él! Cuando llegue el momento, él se arrepentirá de perderte —afirmó Natalia, mirándome a los ojos.
«Al menos aún tengo a una buena amiga que me haga compañía ahora. Si no me fuera por el consuelo y el ánimo que me da, la verdad no sabría si habría llegado tan lejos».
—Vístete y maquíllate, porque iremos a terapia de compras. ¡Quiero que, a partir de mañana, te olvides de ese cretino de Josué Centeno!
Natalia me sacó de la cama, me obligó a vestirme y a ponerme guapa; luego, nos fuimos un centro comercial cercano e hicimos compras en la sección de mujeres. Al haber oído antes que la empresa de Josué es dueña de ese centro comercial, por instinto no quise ir, pero por desgracia Natalia me forzó a ir. Como quería ayudarme a superarlo, no me fui a pesar de repugnancia que sentía.
Continuamos recorriendo la misma sección y, en poco tiempo, las manos de Natalia estaban llenas de sus caprichos; por otra parte, yo no me compré nada porque no estaba de ánimos. De repente, noté que cerca había a una pareja: eran Josué y Mayra. Me sobrevino un dolor intenso, por lo que di vueltas y jalé a Natalia del brazo suplicándole que nos fuéramos.
—¿Por qué me estás jalando, Andrea? Aún no termino.
Natalia no podía ver a las dos personas que estaban cerca, así que le extrañaba mi raro comportamiento.
—Vamos a otro sitio, Natalia, ya no quiero estar aquí.
Les di la espalda a las dos personas que se acercaban, esperando que no me notaran. Con el ceño fruncido, Natalia me miró confundida, quizá no entendía mi repentino cambio de actitud. Justo cuando iba a decir algo, las dos personas me vieron.
—Andrea, ¡qué coincidencia que te encontremos aquí! No me imaginaba que te recuperarías tan pronto tras tu ruptura. Solo han pasado unos cuantos días y ya estás de humor para salir de compras —dijo Mayra con una voz burlona.
Al haberme golpeado en donde más dolía, me sentí desanimada con mayor razón; sin embargo, ¡no iba a dejarlos verme así porque no valían la pena! Tras ver a Josué y Mayra, Natalia por fin entendió por qué estaba intentando llevármela. De inmediato, dio un paso al frente y me protegió tras ella.
—Oh, me preguntaba quién era, pero resultó ser la rompe hogares que arruinó la relación de varios años de alguien más. Así que, dime, ¿qué se siente ser una rompe hogares?