Salí del baño en el último segundo y me quedé parada frente a él con timidez, no sabía hacia dónde mirar; a pesar de que Miguel ya había visto mi cuerpo desnudo anteriormente, seguía siendo muy vergonzoso para mí dejar que me viera en lencería erótica. Entonces levanté un poco la mirada y me di cuenta de que en sus ojos el deseo ya estaba creciendo; se acercó en seguida y me llevó a la cama para soltar toda la frustración guardada; estuvimos así hasta la medianoche.
Después de unas buenas horas de sexo, se quitó de encima de mí y se recostó a mi lado con una sonrisa de satisfacción; a pesar de que estaba cansada debido a la acción que tuvimos, sentí emoción al mirarlo.
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