Al ver mi resolución, la frente de mi madre se arrugó. Tenía la impresión de que nunca se le ocurrió que yo no fuera a ceder en esta ronda. Es innegable que solía cumplir sus peticiones por todos los medios, sin importar lo absurdas que fueran. De ahí que nunca se les ocurriera que me mantendría firme en esa ronda.
—Tengo que irme, ya que todavía tengo algo pendiente. Puedes llamarme en cualquier momento si necesitas ayuda. Si te resulta demasiado agotador cuidar de papá aquí sola, puedo contratar a una enfermera para ti —añadí con calma.
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