Al sentir el calor de los dedos de Miguel, mi corazón dio un vuelco. Lo miré con ojos llorosos. Aunque él ya me había explicado las cosas, no pude evitar sentirme agraviada.
—¿En serio estabas discutiendo el incumplimiento del contrato con Emma? —Lo miré con inquietud. Me sentí muy inquieta porque ya me habían traicionado una vez. El miedo me inundaba y me aterraba la idea de que Miguel acabara igual que Josué.
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