De inmediato, el hombre aulló en agonía. Cuando vi esa escena sangrienta, mi corazón se tambaleó y me puse inestable en mis pies. Nunca había presenciado una pelea tan violenta o había visto a Miguel actuando de manera tan despiadada. Con un poco de miedo persistente dentro de mí, miré al hombre que estaba llorando incesantemente en el suelo.
Todo el color drenado de mi cara. Una mujer común en definitiva se vería afectada por una escena tan sangrienta, y yo no era diferente.
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