En el momento en que Miguel escuchó mi respuesta, frunció un poco el ceño y un destello de molestia brilló en sus ojos mientras me miraba de manera fija.
—¿Sigues enojada conmigo por el incidente de anoche? —Se puso en pie y se acercó a mí, mirándome de manera fija. Cuando habló, su tono era mucho más suave.
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