—¡Por supuesto! Puedes mirarlo todo el tiempo que quieras cuando lleguemos a casa —La sonrisa de Miguel se hizo más grande mientras se burlaba de mí.
Al mirarlo a los ojos, supe al instante que me estaba tomando el pelo. Era embarazoso, pero en el momento en que recordé el hecho de que habíamos conseguido el certificado de matrimonio, no me importó en absoluto la burla.
Obtiene más cupones de libro que los de la appRecargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread