El silencio de mi madre me preocupó aún más. Mientras preguntaba nerviosa si seguía en la línea, me preocupaba de verdad que su salud se viera comprometida como consecuencia de su incapacidad para manejar esta noticia.
—Todavía estoy aquí. Oh, Erandi... mi pobre niña. ¿Cómo ha podido pasarle algo así?
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