Capítulo 357 Hombros fríos
Al ver que Natalia ya no se sentía incómoda, me acerqué a su lado, la tomé del brazo y me senté con ella. La miré expectante y le dije:
—Tu relación con Raúl debe ir bien porque ya se están acostando. Ni siquiera sabía que habían confirmado su relación.
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