No pude dormir esa noche. Cuando me miré al espejo a la mañana siguiente, suspiré irritada al ver las ojeras en mis ojos. Me había preparado el desayuno, pero no tenía hambre, por lo que solo comí un poco para luego irme a las oficinas.
Yo nunca esperé que Miguel hablara en serio sobre trabajar en la Dicha Dichosa por medio año, pero en realidad sí estableció su oficina allí. Me empecé a preocupar sobre lo que pasó la noche anterior con él al ver a poca distancia la temporal oficina del presidente ejecutivo; me sentía asustadiza cada vez que lo veía, por lo que no tenía la menor idea de cómo iba a poder aguantar los próximos seis meses de estarlo viendo todos los días.
Obtiene más cupones de libro que los de la appRecargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread