Jaime estaba tan impactado por esa bofetada que le tomó un buen rato hasta que recobrara la compostura y, cuando giró su mirada hacia Natalia una vez más, sus ojos ardían de furia.
Natalia solía escuchar cada palabra que él le dijera cuando solían estar enamorados; ella nunca decía malas palabras y mucho menos darle bofetadas. Puede ser que haya sido por esa razón que un aspecto de incredulidad se dibujó en el rostro de Jaime.
Obtiene más cupones de libro que los de la appRecargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread