Tras volver a mi casa, me cambié y me dirigí a la empresa. Después de una noche apasionada, me quedé caminando de forma incómoda. En cuanto entré en el edificio, todos empezaron a lanzarme miradas extrañas. La mayoría estaban casados o tenían una relación. Al haber experimentado lo mismo, supuse que podrían adivinar lo que me pasó. Como era de esperar, cuando estaba en el lavabo, escuché a algunos empleados cotilleando entre ellos.
—¿Se fijaron en la forma de andar de la Señora García hoy? Era tan poco natural.
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