Capítulo 1833 Confía en mí
Frida quería volver a dispararle a Norman, pero las balas que caían del helicóptero ya estaban atacando su auto. Al no tener otra opción, lo único que pudieron hacer fue entrar al auto y salir como un murciélago del infierno.
En cuanto se fueron, el helicóptero dejó de tirar balas y poco a poco sobrevoló sobre mí. Después. Las puertas del helicóptero se abrieron y arrojaron unas escaleras. Varios hombres con ropa militar bajaron enseguida y me rodearon en un círculo pequeño. Uno de los hombres que llevaba pintura facial de camuflaje dio un paso en frente y me quitó las cuerdas con las que me ataron. En cuanto lo miré a los ojos, reconocí que era Álvaro. De inmediato, sentí una gran angustia por dentro y sentí un ardor en mi nariz. Me desmoroné y las lágrimas comenzaron a caer por mi rostro.
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