Capítulo 1599 Ánimo
Agarré la crema de ajo mientras hablaba y la vertí sobre los camarones, por su parte, el hombre se recargó en el mueble con los brazos cruzados. Era claro que le molestó que yo me hubiera enfadado.
—Tu esposo también es un trabajador diligente, ¿por qué no te veo tan preocupada por mí?
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