Capítulo 1156 El ladrón
—Yo entiendo —interrumpí—. Los negocios son negocios. Puedes llamarme por mi apellido. Estás aquí para ser testigo de que Álvaro y yo no estamos conspirando. La mayoría del tiempo, trabajamos separados en nuestros propios deberes. Le pediré a la señora Hernández que limpie un escritorio para que usted trabaje aquí.
Renata era muy cortés. Se sentó en una silla en mi estudio y dijo:
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