Capítulo 175 Un lobo hambriento debe ser alimentado
Solté un suspiro de alivio, me acosté y me preparé para dormir.
Al día siguiente, me levanté más temprano que de costumbre. Álvaro no se había despertado y se encontraba profundamente dormido. Aun así, su postura para dormir era muy satisfactoria de observar. Su cabello color negro, corto y limpio dejaba a la vista sus facciones clásicas, las cuales estaban bien definidas.
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