Capítulo 359 Emilia Montenegro
El hombre se miraba bastante molesto, a juzgar por su ropa y por las cadenas de oro que llevaba en el cuello, podía decir que era unos de los tantos jefes adinerados que trabajaban en las minas y que habían comprado una casa en Ciudad K. Este hizo al gerente a un lado y miró a Jonathan.
—¿Quién demonios eres? No te metas en lo que no te importa.
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