Capítulo 891 Salvar a Álvaro
No tenía idea de cuánto tiempo llevaba Álvaro en la cámara, pero todo su cuerpo estaba rígido y su frente estaba helada al tacto. Además, el hombre ya había perdido el conocimiento.
—¡Álvaro, estoy aquí! ¡Despierta! Por favor, despierta. —Me quité mi abrigo y lo cubrí con él antes de acurrucarme a su lado para intentar darle calor, pero no él respondía. Sin perder nada de tiempo, lo subí a mi espalda y me acerqué hacia la salida mientras le informaba a Boris de la situación:
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