Capítulo 636 Transferencia
Al parecer, eso había tocado un punto sensible y la policía se puso impaciente. Aventó los documentos enfrente de mí y dijo:
—¡Traté de ser amable, pero me tienes harta! ¡No te hagas la lista conmigo! Solo dime si quieres morir. ¡No me importa enviarte al infierno! —Dicho esto, me tomó del cabello y me aventó hacia la pared. No pude defenderme a tiempo por el dolor inmenso. Solo pude encorvarme como una pelota y proteger mi cabeza con mis manos. Claramente, había sido entrenada para lidiar con prisioneras como yo. Logró aventarme al piso en cuestión de segundos y procedió a patearme directo en las costillas sin piedad. Quizás se le había acabado la paciencia.
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