Capítulo 1032 Un desperdicio de tiempo
Álvaro ya había salido del auto y cerrado la puerta detrás de él antes de que pudiera preguntarle qué asuntos urgentes tenía que atender. Me recliné en mi asiento y pude sentir el calor que el radiador esparcía dentro del auto. Ahí, los recuerdos del bebé y de los que había pasado invadieron mi mente, dejando de lado los asuntos que tenía Álvaro en la estación de policía; después de un rato, cogí mi celular y le marqué al número de Camila.
Casi tan pronto como marqué ella contestó. —Samara, ¿qué no habías dicho que ibas a regresar pronto? ¿Por qué no has regresado? ¿Dónde estás? Le pediré a tu papá que vaya y te recoja. —dijo de manera ansiosa.
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