Capítulo 1389 La isla

Después de llegar al País M desde Ciudad K, tomamos un avión privado y llegamos a la costa de las aguas internacionales. Los propulsores giraban con tanta velocidad que causaban ondas turbulentas en la superficie del agua. Un presentimiento se ciñó sobre nuestros corazones mientras aterrizábamos en esta isla misteriosa y peligrosa.   Una edificación parecida a la parte frontal de un castillo nos dio la bienvenida en el momento en que nos bajamos del avión. Había jardineras en los lugares en donde el agua de mar no alcanzaba a llegar. Un camino empedrado en medio del pasto nos dirigió a la cima de una colina. Al caminar entre las plantas tropicales de la isla me hicieron sentir como si estuviéramos merodeando por un bosque tropical, con la excepción de que no había pantanos viscosos. Tenía sentido que esta isla apartada fuera un buen escondite en donde Néstor pasó los últimos veinte años.