Capítulo 751 Hacerme cargo de sus comidas diarias
Al escuchar eso, casi me atraganté con la comida. Ese hombre estaba hiriendo a propósito los sentimientos de Raquel; al final, conseguí pasarme el trozo de comida y evite toser, luego forcé una sonrisa y pregunté apretando la mandíbula:
—Señor Ayala, ¿no tiene manos?
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